CRITERIOS DE LA TRADUCCIÓN DE LA BIA

El traductor es intérprete

  • La traducción de la BIA capta de la mejor manera posible el significado genuino del texto, considerando todos los elementos gramaticales del texto original en hebrero, griego o arameo.
  • La traducción tiene en cuenta los contextos literarios del texto original y los campos semánticos, es rigurosa cuando se trata de optar por uno u otro significado, y es coherente.
  • Los nombres propios que aparecen en el texto, así como las unidades de pesos y medidas, son los acostumbrados en todas las traducciones de la Biblia. En cuanto a las cifras numéricas, en nuestra traducción se expresan con palabras.

El traductor es emisor

  • La traducción está hecha pensando en un lector medio, particularmente el agente de pastoral (obispo, presbítero, religioso, religiosa, catequista, acompañante de comunidades…), de tal forma que el mensaje se entiende sin recurrir a diccionarios.
  • Frente a otras ediciones más rebuscadas, aquí se emplea un lenguaje cotidiano y digno, fácil de leer y comprender, con frases directas y cortas, siguiendo una sintaxis castellana donde es pertinente, evitando en la medida de lo posible adverbios terminados en “-mente”, etc.
  • Es una traducción bella y fluida, refleja bien la riqueza poética del género literario al que corresponde el texto. Hemos cuidado el ritmo de las piezas poéticas, los juegos de palabras del texto original, la traducción de las metáforas, el estilo literario correspondiente (sermón, oración, alabanza, himno…).
  • La traducción respeta los términos que ya pertenecen al “castellano bíblico”, es decir, expresiones como “gracias de Dios”, “santo/santidad”, “voluntad de Dios”…
  • Se evitan expresiones que, teológicamente, pueden ser mal entendidas, por ejemplo: Heb 2,9: “Gustó la muerte”, se traduce por “Experimentó la muerte en beneficio de todos”.

Directrices específicas

En las introducciones generales a los libros del Nuevo Testamento de la BIA no solo hay informaciones técnicas. De hecho, estas introducciones retratan sobre todo la dimensión histórica y vivencial de la comunidad, con el fin de procurar el diálogo de la teología del autor del texto con dicha comunidad. Se abordan temas como el género literario, la especificidad de cada grupo de libros y otros aspectos teológicos relevantes.

En las introducciones a cada libro hay tres momentos:

  • Nivel comunitario original: se aborda la situación histórica del libro y de la comunidad que originalmente recibe el libro, mostrando sus principales notas que la caracterizan y sus desafíos. Esta descripción ayuda a comprender el mensaje del libro, es decir, por qué el autor dice lo que dice. Y además, acentuando algunos aspectos generales de la realidad latinoamericana.
  • Nivel teológico: se presentan las principales líneas teológicas del libro con las que el autor responde a su comunidad y a sus situaciones específicas.
  • Nivel literario: se organiza la reflexión conforme a las líneas teológicas que se expresa pero de manera útil para entender el texto.

Con respecto a las notas:

  • Las Notas a secciones se conciben como una atalaya desde donde el lector puede dar una mirada general a los contenidos. Indican el camino que el autor viene recorriendo y hacia dónde va con su argumentación.
  • Las Notas a los pasajes explican los significados o el mensaje central, en un lenguaje coherente y sencillo, a veces con concreciones espirituales o pastorales